Contrabando de tabaco.
Con
el establecimiento del estanco de tabaco por parte de la Corona Española en
1778, su reivindicación en el Congreso de Cúcuta, en 1821 y su continuación al momento de establecer
constitucionalmente la Republica de la Nueva Granada, en 1835, los cosecheros
de tabaco, comerciantes y consumidores, se vieron ampliamente perjudicados,
pues desde el primer momento en que el monopolio empezó a operar, hasta la ley
que en 1850 le pone fin; los cultivadores, debieron abandonar muchos de sus
sembradíos, ya que las áreas de cultivo se restringieron considerablemente,
además tuvieron que matricularse en la factoría respectiva; los comerciantes o
particulares ya no pudieron vender libremente
el tabaco pues, el Estado era el único comprador y el único vendedor; y
los consumidores, solo podían adquirir el producto en las factorías, estancos y
estanquillos a un precio fijado por el gobierno. (Sierra, 1971)
Estas
restricciones hacían más atractivo el
contrabando y más ardua la tarea del gobierno por reducirlo, resultaba difícil que
muchos de los cosecheros, productores, y
consumidores del valle geográfico del rio Cauca, que llevaban años haciendo
este tipo de actividades libremente aceptaran este tipo de imposiciones , por
lo que muchos de ellos continuaron, a pesar de las penas impuestas por el
gobierno; sembrando, o comercializando tabaco de manera clandestina y comprando tabaco a los contrabandistas que
muchas veces eran de su misma comunidad.
Los contrabandistas de tabaco eran generalmente cosecheros en precarias condiciones, asociados a la factoría de Palmira, la cual siempre de fondos para pagarles, o eran hombres y mujeres pobres de esta región, esclavos huidos de las haciendas o desertores, que durante el siglo XVIII y la primera mitad del XIX, se dedicaron al contrabando y la siembra clandestina, pues se convirtió en una alternativa que les permitía subsistir y protestar en contra del monopolio y exigir la abolición de la esclavitud y el derecho a la tierra.
Los contrabandistas de tabaco eran generalmente cosecheros en precarias condiciones, asociados a la factoría de Palmira, la cual siempre de fondos para pagarles, o eran hombres y mujeres pobres de esta región, esclavos huidos de las haciendas o desertores, que durante el siglo XVIII y la primera mitad del XIX, se dedicaron al contrabando y la siembra clandestina, pues se convirtió en una alternativa que les permitía subsistir y protestar en contra del monopolio y exigir la abolición de la esclavitud y el derecho a la tierra.
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Cultivo del tabaco. Fotografía: evaluacionaparte2.galeon.com |
Pues
para ellos, estas prácticas ilegales eran actividades necesarias que a unos les significan los
ingresos necesarios para subsistir, y a otros una manera de obtener el producto
más barato, ya que la gran mayoría de
ellos eran pobres; cuestión que pone de
manifiesto la lógica de la legalidad y la lógica de la legitimidad.
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Tabaco en caney. Fotografía: http://www.fao.org |
Pues
por un lado está el monopolio del tabaco que convirtió en delito su libre producción, siembra, y comercialización y de otro las comunidades
en su mayoría labriegas que veían como las restricciones, trastornaban la
manera en que tradicionalmente ellos venían sembrando, produciendo y vendiendo
la hoja del tabaco; por lo que muchos a partir de 1778, y hasta el momento de
la abolición del monopolio consideraron no obedecer a las autoridades que les
exigían cumplir con la ley, pues estas medidas para ellos autoritarias
atentaban contra sus intereses.
La mayoría de estos pequeños productores o pobladores pobres se veían en la necesidad de recurrir a estas prácticas para poder subsistir, aprovechando que muchos de ellos conocían rutas desconocidas por las autoridades, pudiendo contrabandear con mayor libertad. Los caminos elegidos para trazar rutas de tráfico ilegal, eran generalmente desastrosos, y caracterizados por su difícil tránsito. Otras recorridos se hacían generalmente por los ríos, pues se podía trasladar el contrabando con menos dificultad y mayor rapidez, además todos estos trayectos les permitían llevar el contrabando a provincias como Antioquia, Choco, Buenaventura, Popayán y Pasto.
El siguiente
mapa muestra los puntos neurálgicos de contrabando de la hoja y los trayectos
que elegían para evadir a los guardas de los resguardos, trayectos que generalmente
hacían en la noche.
Lugares
y rutas, de comercio clandestino tabaco, a lo largo del valle del río Cauca.
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Fuente: Rutas del contrabando, elaboradas por Karen Lissette Salazar, de acuerdo a los documentos del fondo tabacos del Archivo Central del Cauca. |
Como ya se anotaba gran parte de los
contrabandistas eran ciudadanos pobres o labriegos necesitados de la región, su situación
era tan precaria que muchas veces no tenían con que pagar la multa del duplo,
ni bienes que se les pudieran decomisar, en este sentido resulta importante destacar que el contrabando y la siembra clandestina eran unas actividades que no hacían distinción de genero, ni edad, por lo que muchas mujeres lograron destacarse tanto en el contrabando de la hoja, como en la siembra clandestina, además muchas de ellas recibían el nombre de torcedoras, es decir las que se encargaban de la elaboración del cigarro o puro.
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Cigarrería. Provincia del Cauca: Lámina de la Comisión Corográfica. http://www.banrepcultural.org. |
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Hojas secas del tabaco, imagen: www.efeagro.com. |
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