sábado, 11 de junio de 2016

Contrabando de la hoja de tabaco.

Contrabando de tabaco.

Con el establecimiento del estanco de tabaco por parte de la Corona Española en 1778, su reivindicación en el Congreso de Cúcuta,  en 1821 y su  continuación al momento de establecer constitucionalmente la Republica de la Nueva Granada, en 1835, los cosecheros de tabaco, comerciantes y consumidores, se vieron ampliamente perjudicados, pues desde el primer momento en que el monopolio empezó a operar, hasta la ley que en 1850 le pone fin; los cultivadores, debieron abandonar muchos de sus sembradíos, ya que las áreas de cultivo se restringieron considerablemente, además tuvieron que matricularse en la factoría respectiva; los comerciantes o particulares ya no pudieron vender libremente  el tabaco pues, el Estado era el único comprador y el único vendedor; y los consumidores, solo podían adquirir el producto en las factorías, estancos y estanquillos a un precio fijado por el gobierno. (Sierra, 1971)

Estas restricciones  hacían más atractivo el contrabando y más ardua la tarea del gobierno por reducirlo, resultaba difícil que muchos de los  cosecheros, productores, y consumidores del valle geográfico del rio Cauca, que llevaban años haciendo este tipo de actividades libremente aceptaran este tipo de imposiciones , por lo que muchos de ellos continuaron, a pesar de las penas impuestas por el gobierno; sembrando, o comercializando tabaco de manera clandestina  y comprando tabaco a los contrabandistas que muchas veces eran de su misma comunidad.

Los contrabandistas de tabaco eran generalmente cosecheros en precarias condiciones, asociados a la factoría de Palmira, la cual siempre de fondos para pagarles, o eran hombres y mujeres pobres de esta región, esclavos huidos de las haciendas o desertores, que durante el siglo XVIII y la primera mitad del XIX, se dedicaron al contrabando y la siembra clandestina, pues se convirtió en una alternativa que les permitía subsistir y protestar en contra del monopolio y exigir la abolición de la esclavitud y el derecho a la tierra. 
Cultivo del tabaco. Fotografía: evaluacionaparte2.galeon.com

Pues para ellos, estas prácticas ilegales eran actividades  necesarias que a unos les significan los ingresos necesarios para subsistir, y a otros una manera de obtener el producto más barato,  ya que la gran mayoría de ellos eran pobres;  cuestión que pone de manifiesto la lógica de la legalidad y la lógica de la legitimidad.


Tabaco en caney. Fotografía: http://www.fao.org

Pues por un lado está el monopolio del tabaco que convirtió en delito su libre  producción, siembra,  y comercialización y de otro las comunidades en su mayoría labriegas que veían como las restricciones, trastornaban la manera en que tradicionalmente ellos venían sembrando, produciendo y vendiendo la hoja del tabaco; por lo que muchos a partir de 1778, y hasta el momento de la abolición del monopolio consideraron no obedecer a las autoridades que les exigían cumplir con la ley, pues estas medidas para ellos autoritarias atentaban contra sus intereses.

La mayoría de estos  pequeños productores o pobladores  pobres se veían en la necesidad de recurrir a estas prácticas para poder subsistir, aprovechando que muchos de ellos conocían rutas desconocidas por las autoridades, pudiendo contrabandear con mayor libertad. Los caminos elegidos para trazar rutas de tráfico ilegal, eran generalmente desastrosos, y caracterizados por su difícil tránsito. Otras recorridos se hacían generalmente por los ríos, pues se podía trasladar el contrabando con menos dificultad y mayor rapidez, además todos estos trayectos les permitían llevar el contrabando a provincias como Antioquia, Choco, Buenaventura, Popayán y Pasto.

El siguiente mapa muestra los puntos neurálgicos de contrabando de la hoja y los trayectos que elegían para evadir a los guardas de los resguardos, trayectos que generalmente hacían en la noche.

Lugares y rutas, de comercio clandestino  tabaco a lo largo del valle  del río Cauca.
Fuente: Rutas del contrabando, elaboradas  por Karen Lissette Salazar, de acuerdo a  los documentos del fondo tabacos del Archivo Central del Cauca.

Como ya se anotaba gran parte de los contrabandistas eran ciudadanos pobres o labriegos necesitados de la región, su situación era tan precaria que muchas veces no tenían con que pagar la multa del duplo, ni bienes que se les pudieran decomisar, en este sentido resulta importante destacar que el contrabando y la siembra clandestina eran unas actividades que no hacían distinción de genero, ni edad, por lo que muchas mujeres lograron destacarse tanto en el contrabando de la hoja, como en la siembra clandestina,  además muchas de ellas recibían el nombre de torcedoras, es decir las que se encargaban de la elaboración del cigarro o puro.

Cigarrería. Provincia del Cauca:
Lámina de la Comisión Corográfica.
http://www.banrepcultural.org.



Hojas secas del tabaco, imagen: www.efeagro.com.
Lo que permite decir que la relación entre la pobreza de muchos pobladores, las condiciones precarias de los cosecheros, y el contrabando de la hoja era directa, cuestión que llevó a muchos habitantes de la región del valle, a convertir esta práctica ilegal en una alternativa que les permitía sobrevivir, en medio de la crisis e inestabilidad económica que atravesó el país de 1821 a 1830, producto de las gestas independentistas, y en años posteriores a la Disolución de la gran Colombia, donde el panorama económico no era muy alentador ya que la economía siguió estancada y deteriorada producto de las medidas proteccionistas y los conflictos políticos que se sucedieron en este periodo, circunstancias que sumadas al mal funcionamiento y organización de la renta en la región, agravaron las condiciones socioeconómicas de muchos cosecheros.






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