sábado, 11 de junio de 2016

El Palo y “la temida y respetable Sopinga”

El Palo y   “la temida y respetable Sopinga”

Sopinga, hacía parte de la jurisdicción de Cartago, y estaba ubicada a orillas del río Cauca en inmediaciones del camino que de Cartago (camino a Novita) conducía a la provincia del Choco, hoy en día pertenece al departamento de Risaralda, y se le conoce como la Virginia. Durante toda la primera mitad del siglo XIX, este lugar se hizo famoso por sembrar y comercializar tabaco clandestinamente y en abierta rebeldía, perjudicando los ingresos de la renta, cuestión que puede comprenderse ya que estaba ocupada mayormente por mestizos, mulatos y esclavos huidos, principalmente; provenientes del Valle del Cauca, y de las zonas mineras de la Provincia de Antioquia, esto como resultado de los procesos de mestizaje que se sucedieron durante el periodo colonial, y republicano en esta región, lo que permitió la articulación de las provincias del sur con las del centro y norte de la Nueva Granada. (Martínez, 2011)


Imagen: http://www.blackpast.org/gah/haitian-revolution-1791-1804
En este sentido cabe destacar que Sopinga fue uno de los lugares en el periodo colonial, donde se establecieron palenques de negros que huían principalmente del Cauca y de las minas de oro de Antioquía, lo que permite comprender, que en el periodo  republicano continuaran huyendo y luchando por la emancipación, formando caseríos en terrenos de difícil acceso y cultivando de manera constante tabacales clandestinos, los cuales,  aprovechando que se trataba de comunidades numerosas, defendían con ferocidad, pues de ello dependía su sustento, además era una manera de alejarse del yugo de la dominación y resistirse por medio de las armas a las políticas que les impedían el acceso a la tierra y el libre comercio y cultivo de tabaco.

Para entender aún más porque Sopinga se convirtió en foco de resistencia durante el periodo de 1821 a 1848, cabe traer a colación el tema de la frontera; entendida como una región geográfica que gracias a su ubicación, y geografía fue ocupada en este caso particular por hombres y mujeres libres, en su mayoría pobres,  esclavos y desertores del sur y el norte del Valle que paulatinamente migraron hacia este territorio, para refugiarse y subsirtir,  pues Sopinga  hacía parte de aquellos terrenos baldíos u olvidados por el gobierno debido a  sus suelos canagosos y escabrosos,  limitaba con la  provincia de Antioquía, lo que no solo facilitaba este tipo de asentamientos por medio de los desastrosos caminos, sino que  facilitaba el transito del contrabando de tabaco a través de rutas de difícil acceso o a través del río Cauca y el río Sopinga ( río Risaralda), permitiendo la comunicación directa entre el  valle del río Cauca, el valle del río Risaralda, y a su vez la defensa del territorio. convirtiendo a la geoografía de este territorio en complice silenciosa de practicas como el contrabando y el cultivo clandestino de tabaco.


Mientras que el Palo hacía parte de la jurisdicción de Caloto, ubicado en inmediaciones del río Cauca y a orillas del río que recibe su mismo nombre, en lo que hoy  se conoce como el norte del Cauca, este lugar también durante la época colonial fue asentamiento de negros y mulatos prófugos que huían de las haciendas del Valle del Cauca. (Zuluaga, 2010)
Imagen: http://operamundi.uol.com.br/dialogosdelsur/el-cimarron-simbolo-de-rebeldia-contra-la-esclavitud/01042015/

En los años de 1821 a 1848,  continuaron asentándose, ejerciendo cierta territorialidad, y cultivando clandestinamente tabaco para poder subsistir, por ello al igual que en el norte del valle, defendieran sus labranzas con ferocidad, en abierta desobediencia contra la renta.


Palenque.http://capoeiraebano.foroespana.net/t48-lo-palenques-i-parte
De ahí que los funcionarios del ramo, solicitaran a lo largo de la primera mitad del siglo XIX, piquetes de caballería y equipos, para vigilar, controlar, reprimir y capturar a los contrabandistas y cultivadores clandestinos asentados en estas zonas, pues estas comunidades armadas en su mayoría, difícilmente se dejaban someter por las autoridades.

Estos hombres, asumieron una posición política, y una resistencia,  que los llevo a defender prácticas como el libre comercio y cultivo de tabaco y a reclamar la abolición de la esclavitud, y el derecho a la propiedad de la tierra. Estos procesos de resistencia e insurgencia armada los llevaban a cabo como lo menciona el historiador Alonso Valencia Llano, escondidos en los montes, en este caso particular: “montes de Sopinga”, “montes de Toro”, “montes de Tuluá”,  “montes de Güengüe”, y “El Palo”, lugares desde los cuales pretendían ganar cierta autonomía y control territorial.


Baile en el río verde, Charles Saffray. Lámina: http://www.revistacredencial.com/credencial/historia/temas/musica-para-la-independencia
Los cultivadores clandestinos delinquían en complicidad con los vecinos de Cartago, Toro y Anserma, mostrando que entre los miembros de estas comunidades, había cierto grado de confianza, posiblemente porque todos se veían beneficiados de estas prácticas ilegales, resultando de ello una red de complicidades  que hacían más difícil el trabajo de las autoridades. Y mostrando a su vez que el tabaco de contrabando era llevado principalmente a las provincias del Choco y Antioquia, lugares donde había gran demanda de tabaco.

Y es así como el valle  del río Cauca, fue el escenario propicio para que las comunidades campesinas de la región, en forma de protesta y de resistencia colectiva, optaran por comerciar y sembrar clandestinamente, pues para muchos pobladores, estas actividades hacían parte de su cotidianidad y  en muchos casos eran la base de su sustento, por lo que es comprensible la lucha por la defensa del libre comercio y cultivo de tabaco, que emprendieron desde la época colonial y durante toda la primera mitad del XIX, los pobladores del valle, pues con ello buscaban legitimar unas prácticas que tradicionalmente venían haciendo desde la colonia, y cuyo monopolio desato como ya se veía las más agitadas protestas, pues la prohibición en torno a estas actividades atentaba contra su misma supervivencia, pues el tabaco hacía parte de su economía, y significaba para ellos una considerable fuente de recursos. 

 Estos hombres  lucharon por reivindicar prácticas  como el contrabando y la siembra ilegal de tabaco, teniendo para ello que enfrentarse  a las autoridades y el gobierno republicano  que difícilmente  pudieron controlarlos, pues al norte del valle del río Cauca se desarrollaron unos mecanismos de poder, y de resistencia armada,  que llevaron a sus habitantes a consolidarse como  comunidades autónomas y “al margen de la ley”, de ahí que se pueda aseverarse que el norte del Valle fue un foco de resistencia, donde se logró a pesar de la represión, conservar y defender el libre comercio y cultivo de tabaco, además de asentarse como comunidad en territorios de difícil acceso.
Grabado de William Blake, http://cimarronajesss.blogspot.com.co/2010/09/los-palenques-precursores-de-las.html.




Finalmente cabe señalar que los pobladores del valle  del río Cauca, ya se tratara de hombres libres, huídos, desertores, esclavos o manumitidos, aprovechaban cada conflicto interno para hacer sus reclamos, sublevarse contra el gobierno y aumentar la siembra y el contrabando de tabaco. En este sentido la región de Caloto se convirtió  en una zona neurálgica para el tráfico y el cultivo clandestino en épocas levantamientos políticos o militares, pues en la Guerra de los Supremos muchos esclavos libres y fugados de las grandes haciendas del Cauca, que reclamaban su libertad, o  el derecho a tener acceso a la tierra, y que se habían unido al general Obando, quien les había prometido su liberación, si se unían a la lucha de los “jefes supremos” que entre otras, abogaba por el fin de los monopolios; entre 1842 y 1843 se tomaron varias haciendas del Cauca, a pesar de la derrota del general, para aprovechar las circunstancias, de caos y confusión y seguir sembrando y comercializando clandestinamente para continuar  loponiendose a  aquellas relaciones de poder, que les impedían liberarse de los grandes hacendados; causando este tipo de desórdenes que al gobierno le significaban graves perjuicios a la renta. 
Imagen: http://cimarronajesss.blogspot.com.co/2010/09/los-palenques-precursores-de-las.html

Lo que permite establecer que todo el valle del río Cauca, fue el escenario propicio para que las comunidades campesinas de la región, en forma de protesta y de resistencia colectiva, optaran por comerciar y sembrar clandestinamente, pues para muchos pobladores, estas actividades hacían parte de su cotidianidad y  en muchos casos eran la base de su sustento, por lo que es comprensible la lucha por la defensa del libre comercio y cultivo de tabaco, que emprendieron desde la época colonial y durante toda la primera mitad del XIX.










Siembra Clandestina.


Ahora bien, la siembra clandestina en el periodorepublicano, también se extendió por el valle   del río Cauca, destacándose así algunos lugares importantes para dicha siembra, ubicados en los márgenes del río Cauca, zonas que desde antes del establecimiento del monopolio ya se habían dedicado a la producción tabacalera, lo que explicaría la persistencia y la feroz defensa de sus cultivos prohibidos. Esta actividad era realizada por "hombres libres de todo los colores," esclavos huidos y desertores, y al igual que el comercio de la hoja obedecía a situaciones socieconómicas, y no hacía distingos de genero ni de edad, por lo que las mujeres también se destacaron en esta practica, además era hecha generalmente por unidades familiares.
Mujeres labriegas, imagen: 
http://www.olapolitica.com/content/los-di%C3%A1logos-de-paz-y-el-debate-sobre-la-tierra-0
La derroca de tabacales y la siembra clandestina se hacía principalmente en sitios o montes de los cantones al norte del valle del río Cauca, como Tuluá, Buga la Grande, Cartago, Cañaveral, Sopinga, Toro, y Anserma, y más al sur como el Palo y Santa Ana,  jurisdicción de Caloto y lo montes de Güengüe. También alrededor de la factoría de Palmira, o en lugares de su jurisdicción, como el cantón de Palmira, El Bolo, Potrerillo, Buchitolo, Guayabal, Tarragona,  entre otros.



Panorama de la siembra clandestina a lo largo del valle del río Cauca, 1821 a 1848.
Fuente: Ubicación de los principales lugares de siembra clandestina, elaborados  por Karen Lissette Salazar, de acuerdo a  los documentos del fondo tabacos del Archivo Central del Cauca.


Cabe señalar que la gran mayoría de cantones eran atravesados por ríos, y muchas de los sembradíos se encontraban en las riveras de éstos, un mecanismo utilizado por los cultivadores clandestinos, para poder defender sus tabacales, pues el acceso a estos lugares era difícil debido a lo desastrosos que eran los caminos, y así mismo al momento de recoger la cosecha, transportar fácilmente el producto en canoas, sin ser vistos por las autoridades, para posteriormente trasladarse por callejones, que de estos lugares, los comunicaban con las provincias de Antioquia, Choco, Popayán, y Pasto, donde generalmente vendían el tabaco.
 
Vista del Magdalena. Tomado de Gaspard-Théodor, lámina en: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/diciembre-2013/un-rio-que-cambia 






Transporte, Neuville y Charles Saffray, Lámina: http://www.banrepcultural.org/node/44385


Mostrando así otra estrategia de los contrabandistas, y era el cultivo ilegal en zonas de frontera,  pues de los lugares ya mencionados, eran Sopinga, Toro, Cañaveral, Cartago, Anserma y el Palo, jurisdicción de Caloto, donde más se concentraba el cultivo y el comercio ilegal, pues los caminos y ríos que atravesaban estos sitios los comunicaban directamente con las provincias ya mencionadas, creándose así unas redes sociales y familiares, que les permitían a los contrabandistas seguir sembrando y comerciando ilegalmente.

En este sentido es de señalar que las restricciones en torno al cultivo de tabaco, las leyes que preveían el castigo para quienes quebrantaran la norma, las políticas y el control ejercido por las elites vallecaucanas, emanaban del antiguo orden colonial, que pretendía mantener un orden moral y social, de ahí que cualquier  intento por cuestionar el sistema republicano, o pretender alcanzar cierta autonomía política, social o económica, era motivo para perseguir, vigilar y reprimir a quienes se sublevaran en su contra  tildándolos de  “malhechores.”

Además las penas contra los cultivadores si bien eran severas, porque contemplaban la cárcel, no se podían aplicar, porque la mayoría de  veces los cultivadores lograban huir, dejando abandonados sus tabacales, y nadie daba razón de sus dueños. En este sentido, cabe anotar que para el gobierno, y los funcionarios de la renta, los contrabandistas o defraudadores eran considerados, desde traidores a la patria, hasta  malhechores. Apelativo que se ganaron gracias a la ferocidad con que defendían sus tabacales.

Dicha resistencia pudo deberse también al hecho de que los mecanismos de control y vigilancia, ejercidos por las autoridades entre más represivos, mayor irritación y agitación causaban en estas comunidades, que respondían furiosamente a las aprehensiones. Ganándose así la reputación de rebeldes y difíciles. Lo que ocasionó que dicha represión a pesar de ser constante, no lograra acabar con la siembra clandestina, al norte y al sur del valle  del río Cauca.

Para entender porque estos lugares se convirtieron en regiones neurálgicas para el comercio y siembra clandestina de tabaco, resulta pertinente no solo resaltar que estas eran tierras  o terrenos baldíos de difícil acceso, cuestión aprovechada por negros huidos, mestizos y blancos pobres que desde tiempos de la colonia, y durante casi toda la primera mitad del siglo XIX se asentaron en estos lugares para reclamarlos como suyos y defenderlos para evitar así, ser dominados y controlados por el gobierno  virreinal, y republicano, asumiendo de esta manera una posición política, y social; sino que también  es necesario resaltar también la importancia de la geografía en este aspecto, pues la mayoría de estos cantones estaban ubicados en las vertientes del valle del río Cauca, y sus caminos por desastrosos que fueran conducían a las provincias del suroccidente  y nororiente del país.


Vista del Cauca, cerca de Cartago, Lámina: http://www.banrepcultural.org/node/44385




En este orden de ideas resulta pertinente hacer especial mención de Sopinga y el Palo al norte y sur del valle  del  río Cauca respectivamente, ya que al ser lugares fronterizos, es decir que se comunicaban con provincias como la de Antioquia o la de Popayán, permitían la siembra, el transito del contrabando y el comercio ilegal de la hoja con otros labriegos o pobladores  de estas regiones.


Campesinos del valle de Medellín. Neuville y charles saffray.Lamina en : http://www.banrepcultural.org/node/44407

Contrabando de la hoja de tabaco.

Contrabando de tabaco.

Con el establecimiento del estanco de tabaco por parte de la Corona Española en 1778, su reivindicación en el Congreso de Cúcuta,  en 1821 y su  continuación al momento de establecer constitucionalmente la Republica de la Nueva Granada, en 1835, los cosecheros de tabaco, comerciantes y consumidores, se vieron ampliamente perjudicados, pues desde el primer momento en que el monopolio empezó a operar, hasta la ley que en 1850 le pone fin; los cultivadores, debieron abandonar muchos de sus sembradíos, ya que las áreas de cultivo se restringieron considerablemente, además tuvieron que matricularse en la factoría respectiva; los comerciantes o particulares ya no pudieron vender libremente  el tabaco pues, el Estado era el único comprador y el único vendedor; y los consumidores, solo podían adquirir el producto en las factorías, estancos y estanquillos a un precio fijado por el gobierno. (Sierra, 1971)

Estas restricciones  hacían más atractivo el contrabando y más ardua la tarea del gobierno por reducirlo, resultaba difícil que muchos de los  cosecheros, productores, y consumidores del valle geográfico del rio Cauca, que llevaban años haciendo este tipo de actividades libremente aceptaran este tipo de imposiciones , por lo que muchos de ellos continuaron, a pesar de las penas impuestas por el gobierno; sembrando, o comercializando tabaco de manera clandestina  y comprando tabaco a los contrabandistas que muchas veces eran de su misma comunidad.

Los contrabandistas de tabaco eran generalmente cosecheros en precarias condiciones, asociados a la factoría de Palmira, la cual siempre de fondos para pagarles, o eran hombres y mujeres pobres de esta región, esclavos huidos de las haciendas o desertores, que durante el siglo XVIII y la primera mitad del XIX, se dedicaron al contrabando y la siembra clandestina, pues se convirtió en una alternativa que les permitía subsistir y protestar en contra del monopolio y exigir la abolición de la esclavitud y el derecho a la tierra. 
Cultivo del tabaco. Fotografía: evaluacionaparte2.galeon.com

Pues para ellos, estas prácticas ilegales eran actividades  necesarias que a unos les significan los ingresos necesarios para subsistir, y a otros una manera de obtener el producto más barato,  ya que la gran mayoría de ellos eran pobres;  cuestión que pone de manifiesto la lógica de la legalidad y la lógica de la legitimidad.


Tabaco en caney. Fotografía: http://www.fao.org

Pues por un lado está el monopolio del tabaco que convirtió en delito su libre  producción, siembra,  y comercialización y de otro las comunidades en su mayoría labriegas que veían como las restricciones, trastornaban la manera en que tradicionalmente ellos venían sembrando, produciendo y vendiendo la hoja del tabaco; por lo que muchos a partir de 1778, y hasta el momento de la abolición del monopolio consideraron no obedecer a las autoridades que les exigían cumplir con la ley, pues estas medidas para ellos autoritarias atentaban contra sus intereses.

La mayoría de estos  pequeños productores o pobladores  pobres se veían en la necesidad de recurrir a estas prácticas para poder subsistir, aprovechando que muchos de ellos conocían rutas desconocidas por las autoridades, pudiendo contrabandear con mayor libertad. Los caminos elegidos para trazar rutas de tráfico ilegal, eran generalmente desastrosos, y caracterizados por su difícil tránsito. Otras recorridos se hacían generalmente por los ríos, pues se podía trasladar el contrabando con menos dificultad y mayor rapidez, además todos estos trayectos les permitían llevar el contrabando a provincias como Antioquia, Choco, Buenaventura, Popayán y Pasto.

El siguiente mapa muestra los puntos neurálgicos de contrabando de la hoja y los trayectos que elegían para evadir a los guardas de los resguardos, trayectos que generalmente hacían en la noche.

Lugares y rutas, de comercio clandestino  tabaco a lo largo del valle  del río Cauca.
Fuente: Rutas del contrabando, elaboradas  por Karen Lissette Salazar, de acuerdo a  los documentos del fondo tabacos del Archivo Central del Cauca.

Como ya se anotaba gran parte de los contrabandistas eran ciudadanos pobres o labriegos necesitados de la región, su situación era tan precaria que muchas veces no tenían con que pagar la multa del duplo, ni bienes que se les pudieran decomisar, en este sentido resulta importante destacar que el contrabando y la siembra clandestina eran unas actividades que no hacían distinción de genero, ni edad, por lo que muchas mujeres lograron destacarse tanto en el contrabando de la hoja, como en la siembra clandestina,  además muchas de ellas recibían el nombre de torcedoras, es decir las que se encargaban de la elaboración del cigarro o puro.

Cigarrería. Provincia del Cauca:
Lámina de la Comisión Corográfica.
http://www.banrepcultural.org.



Hojas secas del tabaco, imagen: www.efeagro.com.
Lo que permite decir que la relación entre la pobreza de muchos pobladores, las condiciones precarias de los cosecheros, y el contrabando de la hoja era directa, cuestión que llevó a muchos habitantes de la región del valle, a convertir esta práctica ilegal en una alternativa que les permitía sobrevivir, en medio de la crisis e inestabilidad económica que atravesó el país de 1821 a 1830, producto de las gestas independentistas, y en años posteriores a la Disolución de la gran Colombia, donde el panorama económico no era muy alentador ya que la economía siguió estancada y deteriorada producto de las medidas proteccionistas y los conflictos políticos que se sucedieron en este periodo, circunstancias que sumadas al mal funcionamiento y organización de la renta en la región, agravaron las condiciones socioeconómicas de muchos cosecheros.






Contrabando de la hoja y siembra clandestina de tabaco.

Contrabando de la hoja y siembra clandestina de tabaco en el valle del río Cauca, !821-1848.

Penas y castigos.

El contrabando en el periodo independentista y  republicano según la historiadora Muriel Laurent, “consistía en la evasión del pago de los aranceles solicitados por las autoridades a la importación o exportación de mercancías que se hacía desde el territorio que controlaban. También era el fraude cometido contra las rentas estancadas, que restringían la producción y distribución de bienes sobre los cuales el estado establecía una protección”. ( Laurent, 2008)

Soldados. Acuarela de Ramón Torres Méndez, 1876:
 
http://www.banrepcultural.org. 
En la primera mitad del siglo XIX,  se consideraba contrabandistas o defraudadores,  a los cultivadores, vendedores y conductores de tabaco que fueran en contra  de las instrucciones del ramo. En este sentido el contrabando y la siembra clandestina de tabaco eran un delito y hasta un crimen que para el gobierno debía ser denunciado, perseguido, y penalizado,  pues atentaba contra  el tesoro nacional.

 De ahí que en el año de 1820 el general Francisco de Paula Santander manifestara que la renta del tabaco era patrimonio de la república,  y por lo tanto se debía velar por su buena administración, decretando entonces que todos los funcionarios del gobierno estaban en la obligación de perseguir el fraude; además acordó que si los contrabandistas eran personas hidalgas y de mediana comodidad pagarían una multa de 1000 pesos; si por el contrario pertenecían a cualquiera “otra calidad”, serían destinados a soldados o pagarían una pena en alguna
cárcel pública.(A.C.C. Sig. 67 19 Independencia CII 22 et.)


 Cárcel pública. Imagen: http://es.clipart.me/

Si los defraudadores reincidían por segunda vez en este delito se les aplicaban el doble las penas, y por tercera vez quedaba el gobierno autorizado para imponer una pena que iba hasta la muerte.La severidad de las penas que podían ir hasta la muerte, hacen pensar que para el gobierno, la renta del tabaco era una contribución indispensable, pues era la que más altos ingresos  generaba, y sin la cual difícilmente se podría reorganizar el país y recuperar el déficit fiscal que dejo la guerra de independencia.

Igualmente se puede establecer que la ley se aplicaba de manera discriminada, pues nótese que los defraudadores “hidalgos”, podían ser excarcelados, mostrando como en el siglo XIX primaban los intereses personalistas hasta en el ámbito legislativo, otra de las razones por las cuales los habitantes se encontraban inconformes, pues las penas más severas se aplicaban a los más pobres, cuestión que igualmente pudo incitar al fraude y al irrespeto por la ley.

 En el caso de la siembra clandestina en este periodo se ordenaba la quema de los tabacales, previo evaluó, y para quienes se rebelaran y respondieran con acciones violentas a los decomisos o derrocas de tabacales clandestinos sino eran nobles se les azotaba  y se les condenaba  a 4 años de presidio, y a los nobles a seis. Y si se resistían o causaban graves desórdenes podían recibir la pena de muerte. (A.C.C. Sig. 22 73 Independencia CI et)

Con la creación constitucional de la República de la Nueva Granada, el  Estado neogranadino decretó la continuación del estanco del tabaco y por  artículo 17 de la Ley II de 1835,  se estableció de manera más explícita quienes serían considerados  defraudadores o contrabandistas:

"-Los que siembren tabaco sin la matricula que previenen las instrucciones del ramo.
-Los que teniendo matricula sembraren mayor cantidad de matas de aquellas porque se han matriculado.
-Los que estando matriculados no entreguen todo el producto de la cosecha en la respectiva  factoría.               
-Los que compraren tabaco en otra parte que en los estanquillos del ramo.
-Los que conduzcan tabaco de una parte a otra sin la correspondiente guía, que acrediten que lo conducen por cuenta de la renta.
-Los que conduzcan tabaco en cigarros, a menos que prueben que son para su uso, y que aparezca que los cigarros no pesan más de seis libras." (Pérez,  2011).

El libro Mujeres Cigarreras e identidad Piedecuestana, de Luis Ruben Pérez Pinzón, se puede encontrar en el siguiente enlace:

https://www.yumpu.com/es/document/view/29006305/mujeres-cigarreras-e-identidad-piedecuestana-sinic

Es decir que en el periodo republicano se siguió considerando al contrabando como una infracción de graves consecuencias para quien lo realizase, en esta época  una de las penas más comunes para quienes contrabandeaban, consistía en cobrar, el doble del valor de la mercancía traficada, a este castigo se le denominaba duplo.

Las penas también consistían en decomisar  el contrabando, como también el medio de transporte en el cual se encontraba, y los demás bienes que se encontraran con el fraude, además dependiendo de la cantidad de mercancía decomisada se pagarían en la cárcel una condena que dependía de la gravedad del delito y la cantidad del comiso.



En cuanto a los cultivos prohibidos de tabaco fuera de los distritos, tanto en la colonia, independencia y república se ordenaba su quema y para los cultivadores clandestinos se estableció que pagarían el doble del valor del tabacal aprehendido.

Las anteriores medidas legislativas tanto en el periodo independentista y republicano buscaban reorganizar y proteger el estanco de tabaco,  siendo entonces la súper-vigilancia, la obligación, la restricción, el castigo y la prohibición, en torno al cultivo, la producción, y comercialización de tabaco las principales características de la renta al momento de su establecimiento, hasta su desestanco, cuestión que incidió en la persistencia de prácticas como el contrabando y la siembra clandestina, pues a mayor represión, mayor desacato o resistencia.